domingo, 2 de septiembre de 2007

Depresión pre postvacacional

Queridos todos:
Volvemos a la cruda realidad del mes de septiembre, mes lleno de alicientes donde los haya... (estoy siendo irónico, claro). De todas formas, que me quiten lo bailao (no mucho), lo visitao (algo más) y lo bañao (de eso sí). Mi mes de agosto, por fin después de yo qué sé cuántos años, ha sido realmente un mes de no hacer naaaada. Y lo bien que se siente uno sin hacer nada, ¿verdad? Lo malo es que mi cuerpo, el martes o miércoles pasados, se dio cuenta ya de que algo se barruntaba: agosto tocaba a su fin, lo cual, horror, quiere decir que se avecina la vuelta al cole y a la oficina y a los madrugones y al hastío. De ahí que mi depresión postvacacional se haya adelantado y se haya convertido en una depresión previa a sí misma. Qué malito estoy. Pero lo peor de todo es que me espera un mes de septiembre a g o t a d o r. De verdad, no es por quejarme, pero me da a mí que ni clorándome voy a ser capaz de hacer todo lo que tengo que hacer este mes. Si hay algún alma caritativa que desee echarme una mano, que se manifieste.
Por lo demás, todo muy bien, la feria la sobreviví este año sin grandes dificultades (es lo que tiene ser moderadamente feriante), la estancia en La Rioja fue de lo más grata y mis repetidas, casi enfermizas, visitas a la playa han hecho que esté ahora más cerca del mulatismo que de la raza aria. La envidia que voy a dar mañana en la oficina, jeje. De lo segundo os contaré, per farla breve, que se limitó a dormir, comer y visitar. Un castigo para el cuerpo, vamos. Gracias a la tranquilidad excesiva de Muro en Cameros (donde en invierno viven sólo dos familias), las noches fueron verdaderas curas de sueño. De la comida poco se puede decir con palabras, sólo que cada vez que nos sentábamos a la mesa parecía eso una Última cena detrás de otra. Y de las visitas, que han tocado el lado rural (he visto unos hayedos fabulosos, los paisajes eran realmente bonitos y he visitado un pueblo, Avellaneda [cf. imagen 1], que lleva ya más de treinta años abandonado -un poco desolador, pero interesante-) y el urbano (estuvimos en Nájera, Cañas, Santo Domingo de la Calzada, Leiva, Haro, Logroño y Elciego, más la visita del último día a Bilbao, donde tuvimos el enésimo encontronazo con el sector servicios bilbaíno [no me gusta generalizar, pero me lo están poniendo a huevo...]). En definitiva, seis días más que divertidos, que espero que se repitan en próximas convocatorias. ¡Ah! Me sirvieron también para descubrir ya empíricamente que el año que viene lo que quiero absolutely hacer es el Camino de Santiago. Para mi cumpleaños (uno de las pocas cosas buenas que presenta el mes corriente) ya me he pedido un podómetro y una guía. No soy fiebre yo cuando me lo propongo, no.
Por lo demás, el resto de mis días los he dedicado a ponerme a remojo, tanto que juraría que he menguado unos centímetros y todo. Pero es que han hecho unos días de playa por aquí im presionantes en (de Oeste a Este) Tarifa, Cala de la Sardina, Marbella, Fuengirola, Málaga y Maro. De verdad.

Volvemos a la cruda realidad del currante pluriempleado. Pero hasta octubre. A partir de ahí, seré currante a secas. Y desde marzo o por ahí, funcionario. Qué ganas de que llegue eso. Que tengan buen principio de mes. Y no le griten a sus jefes, que ellos también preferirían seguir de vacaciones.

P.D.: Una caña para quien sepa qué monumento es el de la imagen 2. Pero tiene que venir aquí a por ella, claro.

2 comentarios:

Tiri no se adapta (a esta sociedad) dijo...

Menudas vacaciones que te has chupado, jajaja. Ni idea de que edificio es... me quedo sin caña!!!

Poner un video de arcade fire es apostar sobre seguro, jejeje

Anónimo dijo...

Que envidia! Cuanto viaje.. cuanto visita... Yo no he viajado, hace 15 días que volví de mis "vacaciones" y hoy volví a sentir la depre post-vacacional... :( El edificio.. ni idea! Así que la caña... me la pago yo! :(